A lo largo de los siglos, el arte ha sido un vehículo para comunicar experiencias, historias, además de ser una forma de expresión de la identidad, de una persona o de una cultura.Actualmente, la comunidad LGBTQI+ poco a poco va ganando mayor visibilidad y siendo más aceptada. Desde el siglo XX hasta la actualidad, varios artistas han utilizado el arte como medio de expresión para provocar un cambio en la percepción social. Descubre en este artículo a siete artistas que concibieron, a través de su identidad y producción artística, un aumento de la visibilidad y liberación de la comunidad LGBTQI+.

A través de sus obras que van desde lo figurativo hasta lo abstracto, Maria Helena Vieira da Silva marcó la historia del arte portugués e internacional. Su carrera, iniciada en París, estuvo asociada a su versatilidad, con un conjunto de obras que van desde la pintura, la escultura, el tapiz, hasta la ilustración y la escenografía. Con un gran respeto por la pureza de los medios de expresión seleccionados y a través de sus composiciones geométricas originales, se convirtió en una de las artistas abstractas más célebres de la Europa de la posguerra. Esta semana, P55 presenta el fascinante mundo de...

El 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos, para recordar la importancia de estos en la vida diaria de todos nosotros. Desde Monet hasta Katsushika Hokusai, innumerables artistas han creado obras sobre los grandes océanos de este mundo. Por su extraordinaria relevancia, se han convertido en verdaderos referentes de la historia del arte. Descubre en este artículo una selección de artistas que se inspiran en esta temática para la construcción de sus obras.

Azulejo es la palabra portuguesa para un azulejo de cerámica cuadrado con un lado decorado y vidriado. Apareció hace más de quinientos años, con la influencia de la cultura oriental, que decoraba con mosaicos las paredes de palacios y espacios sagrados. Ha sido una técnica continua y diversa aplicada en arquitectura, adaptándose a las exigencias de cada época. Su singularidad es evidente frente a las tejas de otros países, siendo un fenómeno nacional que ayuda a construir la memoria colectiva del país de manera inconsciente.