
«Si tienes todos mis múltiples», dijo una vez Joseph Beuys, «entonces me tienes completamente». El polifacético escultor alemán se refería a los objetos de edición limitada que contenían la carga intelectual y emocional de su proyecto artístico. Estos objetos, que abarcaban desde gomas de borrar hasta bloques de cera de abejas recubiertos de cobre, eran de pequeño tamaño y se producían en grandes cantidades. Por lo tanto, Beuys creía que podían difundir ampliamente sus ideas radicales sobre el arte como fuerza transformadora en la sociedad, incluso sin su presencia directa.
De los aproximadamente 600 múltiples que produjo, aproximadamente 400 se incluyen en la nueva exposición del Broad, "Joseph Beuys: En defensa de la naturaleza", que se inaugura el 16 de noviembre. La muestra reúne objetos encontrados, esculturas, pinturas, bocetos al óleo, fotografías, carteles, películas y materiales asociados con sus acciones políticas, como panfletos y herramientas de oficina: un vasto corpus de obra al que Beuys se refirió como "la totalidad de sí mismo".
«Para él, todo era importante», explica Andrea Gyorody, especialista en la obra de Beuys, quien organizó la exposición en colaboración con Sarah Loyer, curadora y directora de exposiciones del Broad. «Se dedicaba a valorizar los materiales sencillos, garantizando su conservación como objetos de arte».
A pesar de la diversidad de materiales, todos los múltiples reflejan una preocupación común: la restauración del bienestar individual y la transformación de la realidad social. Beuys creía que el arte era «el único medio genuinamente humano para el cambio revolucionario... completando la transformación de un mundo enfermo en uno sano». Estas ideas se manifestaron tanto en sus múltiples como en sus esculturas a gran escala, performances e intervenciones políticas.
Una de sus obras más conocidas, Capri-Batterie (1985), presenta una bombilla amarilla enchufada en un casquillo insertado en un limón fresco. La pieza requiere reemplazos frecuentes, ya que el limón se degrada con el tiempo. Este proceso continuo promueve una forma de participación social, algo que Beuys valoraba, y simboliza la regeneración, un concepto que el artista abrazó profundamente. Además, combina lo artificial y lo orgánico, sugiriendo una reconciliación entre la humanidad y la naturaleza.
“Beuys entendía que los objetos albergaban una especie de significado almacenado, un potencial eterno que podía ser resucitado o reconocido como estímulo para la acción”, explicó Gyorody. “Esperaba que funcionaran como recordatorios de sus acciones políticas en un futuro en que estas ya no se mencionaran, y los llamó 'soportes de la memoria'”.
Aunque esta exposición no incluye la obra monumental 7000 Eichen (7000 Robles) (1982), sigue siendo una referencia esencial. Este proyecto de Beuys consistió en plantar robles en Kassel, Alemania, acompañados de estelas de basalto. Hoy, estos árboles brindan sombra, aire fresco y una experiencia renovadora de conexión con la naturaleza.
Inspirado en este legado, el proyecto “Social Forest: Tovaangar Oaks” marca la primera iniciativa de este tipo en la Costa Oeste de Estados Unidos, con la plantación de árboles en Elysian Park en Los Ángeles.
Junto con la exposición, el Broad está colaborando con la organización comunitaria North East Trees, el arqueólogo de Tongva (Gabrielino) Desireé Reneé Martínez y el artista Lázaro Arvizu. Jr. reimaginar la “escultura social” de Beuys en un contexto contemporáneo, en Tovaangar, el territorio tradicional de los Tongva, que incluye el actual condado de Los Ángeles.
El proyecto incluye la plantación de 100 robles vivos costeros en la cresta Chávez del Parque Elysian y cinco más en los manantiales de Kuruvungna, un lugar sagrado para el pueblo Tongva. También incluye una serie de conferencias, presentaciones y talleres enfocados en compartir el conocimiento indígena.
“Bosque Social” busca no solo la reparación ecológica, sino también confrontar colectivamente la historia colonial que ha impactado a las poblaciones indígenas y al medio ambiente. Martínez describe el proyecto como una oportunidad para aplicar lo que el educador tongva Craig Torres llama las tres R: reconocer la historia indígena, respetar todas las formas de vida y asumir la responsabilidad de proteger la naturaleza. Aaron Thomas, director de silvicultura urbana en North East Trees, destacó los beneficios ambientales mensurables del proyecto, desde la captura de carbono hasta la retención de agua de lluvia. Explicó además que la decisión de utilizar arenisca en lugar de basalto refleja un compromiso con la ecología local, ya que la arenisca, con el tiempo, enriquecerá el suelo donde crecerán los robles.
Beuys creía que «todo lo que hacemos es sagrado» y que cada acción, por sencilla que sea, tiene el poder de moldear el mundo. Martínez refuerza: «Si cada uno planta una flor para una mariposa, ¿qué podría pasar? La revolución puede empezar con pequeñas acciones. Todo está interconectado; verán lo rápido que se propaga, de persona a persona, de árbol a árbol».