Diego Forriol,Cuenca 1972 En esta serie, Forriol contempla el mundo como una extensión de su propio ser, presentando una perspectiva amplia, serena y sublime que anuncia un desenlace justo y esperanzador sobre el tema que le ocupa: la “despoblación” como polémica de tono social. Su mirada contemplativa sobre el mundo proyectada sobre sí mismo e identificando sus propias ideas, sentimientos e ilusiones, como un pintor romántico que apela más al sujeto que al objeto y
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Diego Forriol,Cuenca 1972 En esta serie, Forriol contempla el mundo como una extensión de su propio ser, presentando una perspectiva amplia, serena y sublime que anuncia un desenlace justo y esperanzador sobre el tema que le ocupa: la “despoblación” como polémica de tono social. Su mirada contemplativa sobre el mundo proyectada sobre sí mismo e identificando sus propias ideas, sentimientos e ilusiones, como un pintor romántico que apela más al sujeto que al objeto y que, en la soledad del horizonte, es capaz de estar en comunión con el mundo alrededor de nosotros. Se nos presenta un artista esencialmente metafísico que plasma en su obra una incertidumbre de la sociedad actual y una idea de orden y equilibrio como solución. En su obra se diluye la totalidad cromática que rige la naturaleza, utilizando delicados tonos de azul combinados en armonía con rosas y marrones, estableciendo una dialéctica entre las gamas dominantes, en claro contraste con las fuertes texturas de tierras imaginarias deshabitadas. Las nubes son las discretas protagonistas que inspiraron el cuadro que presenta Diego Forriol.
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